lunes, 14 de julio de 2008

ENFOQUE DEL VÍNCULO SOCIAL COMO EXPLICACIÓN DE LA DELICUENCIA

Cuando estudiamos las causas de la delincuencia, podemos comprobar que ésta no es prerrogativa de los ambientes más desfavorecidos, ni el de una categoría étnica particular, sino que depende de la calidad de los lazos sociales.

A partir de allí, es posible que se desarrolle un enfoque del vínculo social en el cual podemos distinguir cuatro características principales: apego, compromiso, obligación y creencia. A continuación, damos a conocer a qué se refiere cada una de ellas.

1. APEGO: el grado de afecto del niño y del adolescente a su familia, a sus padres, a su medio y a las instituciones;

2. COMPROMISO: la aceptación y el sentimiento de compatibilidad respecto a un conjunto de objetivos y de intereses propuestos por la sociedad global;

3. DEBER: la participación efectiva en las actividades sociales; y

4. CREENCIA: la confianza en la validez de las reglas sociales y morales.

Desde esta perspectiva, entonces, la delincuencia tiene su origen en la ausencia del vínculo social. Por lo tanto, es posible desprender dos leyes esenciales de este principio teórico:

a) mientras más apego sienta un joven a su familia y a la escuela, menos riesgo presenta de convertirse en delincuente; y

b) mientras más comprometido esté en un proyecto escolar o de formación, menos tendencia tendrá a cometer delitos.

Estos indicadores han sido validados por las investigaciones que han abordado la temática bajo un ángulo complementario mostrando que en las relaciones padres-hijos, ciertos comportamientos de los progenitores constituyen los predictores más acertados de la delincuencia de los jóvenes.

De este modo, algunas investigaciones[1] despejan cuatro factores predictivos de la delincuencia, directamente ligados a la carencia relacional de los padres hacia sus hijos:

· la indiferencia, la despreocupación o la negligencia de los padres en lo concerniente a las actividades externas y especialmente en las salidas de sus hijos;

· la falta de firmeza, el abandono o la inconstancia de los padres en materia de disciplina;

· el rechazo del hijo por los padres;

· el débil apego del hijo a sus padres.

A partir de lo anterior, es posible, entonces, derivar tres aspectos del vínculo social, así como factores estructurantes de la relación padres-hijos:

· una familia cohesiva en la cual los padres se comporten de manera afectuosa con su hijo(a) y estén atentos a lo que siente, quiere y hace;

· una actitud parental que reconozca y evalúe los hechos y gestos del hijo;

· un comportamiento que repruebe sus malas acciones[2].

En una perspectiva complementaria, las teorías del aprendizaje social han mostrado que la violencia y el comportamiento agresivo son similares a otros comportamientos sociales aprendidos. En efecto, el aprendizaje de la violencia se produce a través de las relaciones existentes al interior de un grupo restringido, como pueden ser la familia, los amigos o las pandillas. Consecuentemente, los primeros estudios sobre esta temática ya habían indicado que el comportamiento violento dependía de la relación establecida al interior de un grupo, como las interpretaciones desfavorables que se dan entre estas personas respecto de la ley”[3].

Por lo tanto, bajo este enfoque, se asegura que los factores sociales son generalmente los más importantes en determinar la violencia, en donde la familia – como puede claramente notarse - tiene un rol preponderante.



[1] Sampson y Laub, 1993, citado por Fisher, G-N. (2003) Psychologie des violences sociales. Paris : Dunod: 26.

[2] Hirschi, 1983, citado por Fisher, op.cit.: 27.

[3] Sutherland, 1931, citado por Fisher, op.cit.: 27.

jueves, 10 de julio de 2008

COMENTARIO LIBRO: LOS CONFLICTOS ENTRE PROFESORES Y ALUMNOS, DE LA DESMOTIVACIÓN E INDISCIPLINA EN EL AULA

En la actualidad, un libro sobre educación escrito por un profesor es un aporte inconmensurable en esta área, sabido es, que diversas disciplinas han ingresado al campo de la educación, para investigarla, proponer nuevos paradigmas y generar prácticas pedagógicas que respondan a las necesidades contingentes. Considero que hablar sobre lo acontecido en el aula, desde dentro de la misma, aporta una visión rica en evidencia, que es comunicada desde un lenguaje común, comprensible y orientada a satisfacer expectativas concretas de colegas del país. La reflexión pedagógica a la que invita este libro, permite a los profesores apropiarse de los cambios en educación acontecidos en el país, así como participar activamente en lo venidero. Se invita a pensar la educación.
Con relación al tema en cuestión, los conflictos entre profesores y alumnos, de la desmotivación e indisciplina en el aula, destaco la rigurosidad para dar respuesta mediante investigación a esta necesidad contingente tanto en el extranjero como en el país, lamentablemente más estudiada internacionalmente. El libro surge como resultado de la evidencia basada en investigación con muestra nacional, recopilación y análisis de información considerando la supervisión técnica de la prestigiosa universidad francesa Paris V, y el establecimiento de orientaciones posibles de aplicar en el salón de clases considerando bibliografía internacional actual. El manejo del conflicto en este libro encuentra su momento crucial en la metodología de la clase y en las estrategias relacionales utilizadas para promover en el alumno actitudes positivas hacia la clase, lo que hace posible llevar a cabo sus aportes.
Destaco el enfoque filosófico central de este libro, educar en valores, sobretodo enseñar en el amor expresado en bondad ejercida por un adulto, más aún cuando se trata de un conflicto con un menor de edad, a quien se le pueda educar en la vivencia, pese a los inconvenientes propios de la práctica pedagógica, de que el mundo está constituido por personas que deben vivir en paz, y que en la convivencia sana es que las personas se transforman a sí mismas y participan conjuntamente en la transformación del mundo.
La lectura afable invita al lector a revisar antiguas creencias y resistencias sobre manejo conductual, a desafiarse en encontrar en sí mismo todo el potencial humano para colocarlo al servicio de la formación de mejores personas.
Quisiera finalizar agradeciendo al Doctor Patricio Calderón sus aportes al gremio de profesores y a otras profesiones afines, en cuanto a la reflexión y elaboración de propuestas para la mejora de los conflictos entre profesores y alumnos.

Psicólogo César Bravo
Coordinador General Grupo de profesionales Sinergia
Rancagua, Chile